Consentimiento
"El consentimiento recíproco que marido y mujer se dan en Cristo, y que los constituye en comunidad de vida y amor, tiene también una dimensión eucarística. En efecto, en la teología paulina, el amor esponsal es signo sacramental del amor de Cristo a su Iglesia, un amor que alcanza su punto culminante en la Cruz, expresión de sus « nupcias » con la humanidad y, al mismo tiempo, origen y centro de la Eucaristía."
(Benedicto XVI)
El sacerdote invita a los esposos a expresar su consentimiento, diciéndoles:
Así, pues, ya que queréis contraer santo Matrimonio, unid vuestras manos, y manifestad vuestro consentimiento ante Dios y su Iglesia. [Los esposos se dan la mano derecha]
Primera fórmula
El varón dice:
Yo, N., te recibo a ti, N., como esposa y me entrego a ti, y prometo serte fiel en la prosperidad y en la adversidad, en la salud y en la enfermedad, y así amarte y respetarte todos los días de mi vida.
La mujer dice:
Yo, N., te recibo a ti, N., como esposo y me entrego a ti, y prometo serte fiel en la prosperidad y en la adversidad, en la salud y en la enfermedad, y así amarte y respetarte todos los días de mi vida.
Segunda fórmula
El esposo:
N., ¿quieres ser mi mujer?
La esposa:
Sí, quiero.
La esposa:
N., ¿quieres ser mi marido?
El esposo:
Sí, quiero.
El esposo:
N., yo te recibo como esposa y prometo amarte fielmente durante toda mi vida.
La esposa:
N., yo te recibo como esposo y prometo amarte fielmente durante toda mi vida.
Tercera fórmula
El esposo dice:
Yo, N., te recibo a ti, N., como legítima mujer mía y me entrego a ti como legítimo marido tuyo, según lo manda la santa Madre Iglesia católica.
La esposa dice:
Yo, N., te recibo a ti, N., como legítimo marido mío, y me entrego a ti como legítima mujer tuya, según lo manda la santa Madre Iglesia católica.
Cuarta fórmula
Si parece más oportuno, el sacerdote puede solicitar el consentimiento de los contrayentes por medio de un interrogatorio.
En primer lugar interroga al varón:
N., ¿quieres recibir a N., como esposa, y prometes serle fiel en la prosperidad y en la adversidad, en la salud y en la enfermedad, y, así amarla y respetarla todos los días de tu vida?
El varón responde:
Sí, quiero.
A continuación el sacerdote interroga a la mujer:
N., ¿quieres recibir a N., como esposo, y prometes serle fiel en la prosperidad y en la adversidad, en la salud y en la enfermedad, y, así amarlo y respetarlo todos los días de tu vida?
La mujer responde:
Sí, quiero.